Desarrollaron un método para detectar vida en exoplanetas a través del telescopio James Webb.
Los investigadores de la Universidad de California han diseñado una estrategia más rápida y precisa para detectar señales de vida en exoplanetas, aquellos planetas que se encuentran fuera de nuestro sistema solar.
Tradicionalmente, los astrónomos han buscado oxígeno, ozono y metano en las atmósferas de los exoplanetas como posibles indicadores de actividad biológica. Sin embargo, estos elementos pueden tardar mucho tiempo en acumularse en cantidades detectables, lo que dificulta su análisis.
El nuevo método se centra en la detección de haluros de metilo, compuestos orgánicos que en la Tierra son producidos por organismos vivos, como plantas, hongos y algas marinas. En nuestro planeta, estos gases no suelen generarse de manera natural sin la intervención de la vida, lo que los convierte en una ‘biofirma’ más directa para la búsqueda de organismos extraterrestres.
Los investigadores han identificado que este método es especialmente efectivo en planetas denominados “hicéanos”, una categoría de exoplanetas con atmósferas ricas en hidrógeno y vastos océanos de agua líquida. Estas características los convierten en entornos potencialmente habitables y, por lo tanto, en candidatos ideales para la búsqueda de vida.
El telescopio James Webb, gracias a su capacidad para analizar la composición química de las atmósferas de planetas lejanos, es la herramienta perfecta para aplicar esta técnica. Los científicos estiman que el telescopio podría detectar haluros de metilo en un exoplaneta en tan solo 13 horas de observación, lo que supone una mejora significativa en términos de rapidez y eficiencia en comparación con métodos anteriores.
Detectar estos compuestos en un exoplaneta no significa una prueba definitiva de vida, pero sí una fuerte pista que justificaría estudios más detallados.