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Desarrollaron una nueva técnica para detectar toxinas

Desarrollaron una nueva técnica para detectar toxinas
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Investigadoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) Patagonia crearon una metodología innovadora y sustentable para detectar micotoxinas en arroz y maíz, con menor impacto ambiental.

El equipo integrado por Mariel Cina, Soledad Cerutti y Silvana Azcárate desarrolló el trabajo en los laboratorios de la Universidad Nacional de San Luis y la Universidad Nacional de La Pampa, aportando una nueva herramienta para fortalecer los programas de monitoreo y la producción científica con sello patagónico.

El estudio, publicado en la revista internacional Journal of Food Composition and Analysis, fue realizado por un equipo del Instituto de Ciencias de la Tierra y Ambientales de La Pampa (INCITAP, CONICET–UNLPam) y del Instituto de Química de San Luis (INQUISAL, CONICET–UNSL). Ambos centros integran la red de investigación del Centro Científico-Tecnológico (CCT) CONICET Patagonia Confluencia, que articula el trabajo de institutos con sede en Neuquén, Río Negro y La Pampa.

La investigación propone una alternativa “verde” a los métodos tradicionales de análisis de micotoxinas, que suelen implicar el uso de grandes volúmenes de solventes químicos. En este caso, las científicas emplearon solventes eutécticos naturales profundos, de origen vegetal y bajo impacto ambiental, que permiten una extracción más segura y eficiente de la toxina.

El trabajo demuestra que es posible reducir el impacto ambiental de las técnicas analíticas sin perder sensibilidad ni precisión. Este enfoque se enmarca en la tendencia internacional hacia los llamados “métodos verdes”, que buscan reemplazar insumos contaminantes por alternativas naturales y seguras.

La ocratoxina A está clasificada por la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer como “probablemente carcinogénica para humanos”. Puede hallarse en cereales, café, cacao, especias, frutos secos y también en productos animales como jamones o embutidos. Su detección temprana es clave para proteger la salud de la población y cumplir con las normas internacionales de inocuidad alimentaria.

Este avance ofrece una herramienta confiable para los laboratorios y organismos de control que trabajan en la verificación de alimentos. Contar con métodos sustentables, sensibles y reproducibles permite optimizar los procesos de análisis y avanzar hacia prácticas más responsables con el ambiente y la salud humana.

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