Cada 9 de febrero se celebra el Día Mundial de la Pizza.
En el año 2017 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró este plato como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Ese mismo año, se decidió establecer la fecha en honor a San Antonio Abad (Sant’Antonio Abate), considerado como patrón de los pizzeros.
Esta distinción se otorgó debido a su papel significativo en la vida social y su contribución a la transmisión de este arte culinario entre generaciones.
La palabra pizza proviene del griego “pēktos”, que significa “sólido” o “coagulado”. La base es una masa, generalmente circular (aunque también puede ser rectangular o de cualquier otra forma), elaborada con harina de trigo, sal, agua y levadura.
Se cree que el antecedente es el pan que se consumía en las antiguas culturas de Egipto, Persia, Grecia y Roma. En el periodo 521-500 a.C., los soldados persas comían una especie de pan plano en el que ponían dátiles y queso fundido, lo mismo que en la antigua Roma, donde los soldados hacían lo propio con un pan plano al que echaban aceite de oliva macerado con distintas hierbas