Rusia lanzó un ataque contra un hospital pediátrico en Kiev y otras regiones de Ucrania.
El Presidente Volodímir Zelenski declaró que las fuerzas rusas dispararon más de 40 misiles contra al menos cinco grandes centros civiles, principalmente en el sur y el este del país, así como contra la capital.
Según las autoridades, decenas de voluntarios, médicos y socorristas excavaban entre los escombros de una parte del hospital pediátrico Okhmatdyt en una búsqueda de supervivientes tras el inusual bombardeo perpetrado a plena luz del día.
En el hospital, un edificio de dos pisos quedó parcialmente destruido. En el bloque principal de 10 plantas del hospital se veían ventanas y puertas reventadas y muros teñidos de negro. Más de 600 pacientes fueron evacuados del hospital, y más de 100 trasladados a otros centros sanitarios.
Los servicios de emergencia informaron de que más de 30 personas habían muerto en el bombardeo de Kiev y otras 48 habían resultado heridas.
La ONU condenó la oleada de ataques diciendo que era “inconcebible que haya niños muertos y heridos en esta guerra”, mientras que Josep Borrell, de la UE, fustigó a Rusia por atacar “despiadadamente” a civiles.
Francia condenó los ataques, y el Ministerio de Asuntos Exteriores calificó de “barbarie” el bombardeo de un hospital infantil en Kiev.
Kiev declaró que el hospital infantil había sido alcanzado por un misil de crucero ruso y afirmó que contenía componentes fabricados en países miembros de la OTAN.
Por su parte el Ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, pidió más sistemas de defensa antiaérea para apoyar al país devastado por la guerra. Zelenski ha pedido reiteradamente a Occidente que le proporcione más sistemas de defensa aérea para proteger mejor sus ciudades.