A sus 87 años, Elisabeth Sinfield, maneja una empresa exitosa de leche en Buenos Aires.
Sinfield utiliza el sistema estabulado, que produce diariamente 30 litros de leche de vaca, el sistema mide la grasa y proteína durante la extracción del lácteo.
La empresaria contó que desde joven, junto a su esposo, Tomás Hahn, eligieron invertir en el negocio, al cual llamaron “Altos de Casares”, un tambo que se encuentra en la zona de Cañuelas, Buenos Aires.
En 1982, el negocio comenzó a recibir el control y asistencia de la Sociedad Rural de Cañuelas y la Sociedad Rural Argentina, lo que mejoró la genética de las vacas.
“Realizamos viajes a Inglaterra, Israel y Nueva Zelanda para conocer e incorporar mejoras. Mi esposo falleció en 2005, pero seguimos buscando el crecimiento y la mejora del tambo. Hoy ordeñamos 450 vacas que producen 30 litros por día, con un planteo intensivo en confinamiento, tres ordeños diarios, collares con indicadores de reproducción y de salud, y medidores individuales de grasa, proteína y conductividad de la leche en el ordeño”, señaló Sinfield.
La reproducción y sanidad, de las vacas son controladas por un profesional veterinario que tiene el apoyo de collares que miden ingesta, rumia y producción, y detectan celo y síntomas de enfermedades. Los animales con alertas son separados mediante puertas para su revisión.
Sobre la comercialización de la leche, la empresaria detalló que una parte se vende a una usina en Santa Fe y otra parte a cuatro pymes locales. “Empresas ubicadas en el Gran Buenos Aires, que producen quesos y helados, compran a Altos de Casares cerca de 30.000 litros semanales. También se suma una comunidad Kosher que compra 5.000 litros semanales”.
