Este 12 y 13 de febrero se celebra en Argentina el Carnaval que es una de las expresiones populares más antiguas de todo el mundo.
Esto se debe a que, según la Enciclopedia Británica, el origen de la fiesta se encuentra en las costumbres católicas del antiguo Imperio Romano. El carnaval procede de las fiestas finales que celebraban los romanos católicos en los días previos a la Cuaresma, un periodo que tiene lugar antes de la Pascua cristiana y en el que los devotos se abstienen de comer carne, entre otras prácticas religiosas.
La plataforma inglesa también indica que la propia palabra “carnaval” procede del latín carnelevarium, que significa quitar o retirar la carne. En la actualidad, la fecha del carnaval sigue dependiendo de los 40 días anteriores a la Pascua, por lo que se celebra en días diferentes cada año, pero siempre entre los meses de febrero y marzo.
El carnaval moderno arrastra gran parte de sus orígenes católicos, pero las antiguas fiestas romanas pueden haber evolucionado a partir de festivales primitivos que se celebraban ampliamente antes de que el cristianismo fuera la religión oficial del Imperio Romano, lo que ocurrió en el año 380 d.C. Una de ellas es la fiesta que se celebra en honor al comienzo de la primavera, el año nuevo y el renacimiento de la naturaleza.
En Argentina cada región del país celebra el Carnaval de diferentes maneras, los hay masivos con carrozas, espectáculos de percusión y comparsas que desfilan por un corsódromo, en los barrios con murgas, estandartes en las calles, clubes y plaza, y también hay comparsas que recorrerán las casas y calles.
En Jujuy esta celebración se fusiona con los rituales nativos destinados a celebrar la fecundidad de la tierra y a honrar a la deidad de la Madre Tierra, la Pachamama, por los bienes recibidos. Se trata de una versión breve y adaptada de la festividad peruana del Kapaj Inti Raymi, que se iniciaba en diciembre y finaliza en marzo, en la cual se bebía, cantaba, comía y bailaba.
El festejo comienza en cada comunidad con el desentierro del diablo, llamado Coludo o Pujllay, que se encuentra en una apacheta de piedras, representado por un muñeco de trapo que fue enterrado en el final del último carnaval. Los deseos reprimidos se liberan y durante el festejo se permite embriagarse sin recato, los preceptos morales son dejados de lado.
Las celebraciones duran ocho días y termina el “Domingo de Tentación”, con el “entierro” del Diablo, en un hoyo que representa la boca de la Pachamama, junto a cigarrillos, coca, serpentinas y chicha.